El consumo adecuado de proteínas es esencial para el funcionamiento óptimo del cuerpo humano. Estas moléculas desempeñan roles cruciales en la reparación y crecimiento celular, siendo fundamentales tanto en la reconstrucción de tejidos dañados como en la formación de músculo, especialmente después del ejercicio o una lesión. Además, muchas de las enzimas que facilitan las reacciones químicas en nuestro organismo son proteínas, al igual que algunas hormonas, que juegan un papel vital en muchas funciones metabólicas. Es destacable también el papel de las proteínas en el transporte y almacenamiento de moléculas. 

A nivel inmunológico, las proteínas están presentes en la forma de anticuerpos, defendiendo al organismo contra enfermedades al neutralizar agentes patógenos. Además, ofrecen estructura a células y tejidos, como es el caso de la queratina en el cabello y el colágeno en la piel, y participan en procesos vitales como la contracción muscular a través de proteínas como la actina y la miosina. Finalmente, contribuyen a la regulación del pH y al equilibrio de fluidos en nuestro sistema. Dado su papel multifacético, es crucial obtener proteínas de fuentes variadas y de alta calidad. 

La proteína aislada de suero de leche es considerada una de las mejores fuentes de proteína debido a su completo perfil de aminoácidos, lo que significa que proporciona todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo no puede sintetizar por sí mismo. Clinicamente, se ha demostrado que es especialmente rica en aminoácidos de cadena ramificada (BCAA: leucina, isoleucina y valina), que son fundamentales para la síntesis de proteína y la regeneración muscular. 

Una característica distintiva es su rápida tasa de digestión y absorción, lo que la convierte en una opción óptima para la recuperación post-ejercicio. En su forma aislada contiene cantidades mínimas de grasa y lactosa, lo que puede ser beneficioso para aquellos con ciertas intolerancias alimentarias. Además, tiene una excelente solubilidad en líquidos y un excelente sabor.